HUGO ALGUACIL PÉREZ (EL MUNDO)
La espectacularidad del toreo de capa, la gallardía en su ejecución, los matices y personalidad de cada matador y, sobre todo, la verónica y la media, sus dos lances fundamentales. Esto es Al vuelo de tu capote, el documental realizado por Ignacio López sobre el arte que surge al coger un torero su capote y mecer entre su tela la embestida de un toro bravo, recién salido a la plaza y con toda su fuerza intacta.
El autor explica que la idea inicial surge de forma improvisada después de realizar “varios vídeos de quites para nuestra escuela”. La escuela taurina a la que se refiere es la de Arganda del Rey, que lleva el nombre de su hermano, El Juli.
A partir de esos primeros montajes a López se le ocurrió ir un poco más allá, “hacer uno en profundidad, investigando y explicando el origen de las suertes” a partir de las imágenes que nos dejaron “sus mejores intérpretes”. Además, en el germen de este trabajo audiovisual está uno de los primeros viajes de El Juli a México, cuando “trajo 30 quites bajo el brazo que fue llevando poco a poco a la plaza. Fue curioso que a aficionados y periodistas taurinos les pillara de sorpresa muchos de ellos”.
¿Qué se van a encontrar los espectadores de Al vuelo de tu capote? “Sobre todo mucha variedad. Alrededor de 160 maestros de todas las épocas, diferentes formas de interpretar un quite. Con el capote es quizá el momento en que más se pueden apreciar las diferencias técnicas del paso del tiempo. Igual que me he sorprendido yo al ver muchas de las imágenes que he incluido espero que haya a quien le suceda lo mismo”.
A la hora de montar el documental Ignacio López se ha encontrado con un problema propio, también, de los años: “Es una pena porque no he podido sacar imágenes de todos los toreros que me gustaría porque algunos son muy antiguos pero en general estoy bastante satisfecho”. Algunos de estos maestros recuperados en Al vuelo de tu capote han quedado relegados de la conversación taurina al no existir demasiadas grabaciones de sus actuaciones. Que su obra no quede definitivamente en el olvido es uno de los objetivos del autor.
Figuras como Manolo González -“un torero que te sorprende por los remates y su torería”- o “diestros de la Edad de Oro del toreo mexicano como Lorenzo Garza, El Soldado o Carlos Arruza, a los que ya no estamos acostumbrados a ver, transmiten un arte que trasciende al vídeo”.
En Al vuelo de tu capote hay, sobre todo, lances protagonizados por tres toreros: Curro Romero y Rafael de Paula, que comparten un bloque especial dedicado a su inigualable ejecución de la verónica y la media, y El Juli, por motivos obvios el matador que mejor conoce el responsable del proyecto, y que es situado por éste junto a Pepe Ortiz y Valente Arellano como los toreros que más se han atrevido a poner en práctica las suertes de capa. “De Julián tengo localizadas más imágenes pero, además de ello, es alguien que conoce y ha ejecutado la mayoría de estos lances en la plaza”.El documental se ha dividido en cinco capítulos: uno dedicado a varias decenas de suertes, otro a los galleos -el arte de llevar al toro a su encuentro con el caballo de picar- y un tercero a los remates. Los tres cuentan con subtítulos explicativos e incluyen el nombre del diestro que lo ejecuta. El cuarto recopila algunos de los quites más espectaculares de los últimos tiempos, como el recordado duelo entre Julio Robles y Ortega Cano en la Feria de San Isidro de 1986, o el que protagonizaron Joselito y Enrique Ponce 10 años después también en Madrid en la llamada Corrida de los quites.
El quinto y último está dedicado a la verónica y a la media y tiene a su vez tres bloques. El ya mencionado de Romero y Paula y otros dos que proponen un juego al espectador: 20 toreros mexicanos y 30 españoles bordando el toreo de capa más puro. Sin nombres, sólo un número identifica a cada maestro, y una dirección de correo electrónico (info@fundacionellegado.com) en la que el aficionado puede probar sus conocimientos y saber cuántos ha acertado. Por el momento nadie ha conseguido acertar todos y López duda que se consiga: “Algunos son francamente difíciles”.